
Había (y no casualmente) muchas cosas que todavía los conectaban de cierto modo, algunos objetos que de a poco desaparecían, alguna canción que escuchaban sonando en la radio, algunas calles que frecuentaban en lo cotidiano, alguna tontería que solían decir, alguna foto olvidada en un cajón, algún postre en especial (que intuyo ahora sabe un poco amargo), algún que otro sinvergüenza que se aventuraba a preguntar, alguna siesta que todavía les gustaría compartir. Aunque pensándolo bien, nada de eso en realidad los unía, sino que aunque abrumadoramente les pesara, los alejaba.
